Tres DJs: Lagunes Jr., Jay Perlestein y Raúl Villalvazo hablan del arte de combinar armonías y sonidos para mover la noche del caribe mexicano.

 

 

Por Luciano Núñez

Para un DJ el USB es un baúl lleno de magia. Un baúl diminuto del que emergen sonidos que mueven la parcela de la noche que ellos dominan. Ahí, clavado en la consola como un apéndice inofensivo, transporta los archivos de las pistas y materia prima para poner a bailar a las audiencias que se mecen, entre los destellos de los láseres que perforan la oscuridad.

Una hora después de la medianoche el hechizo ha comenzado en La Brique, un espacio de electrónica en Cancún para quienes buscan vivir un poco de la atmósfera que se ha popularizado en Tulum y Solidaridad, ambas convertidas en las mecas de la música electrónica en Quintana Roo.

Pocos toman cervezas. Detrás de la consola, el que comienza calentar el ambiente es Ricardo Lagunes, conocido desde niño como Lagunes Jr en honor a su padre y un viejo músico. Es veracruzano y ahí en su pueblo, donde reinan todavía el reggaetón y la salsa, comenzó a pensar en la movida electrónica como un medio de vida.

Legado

“Fue mi papá el que me enseñó a escuchar buena música”, reconoce risueño tras su performance. Comenzó a tomarse en serio eso de convertirse en DJ a los 23 y ahora también trabaja como relacionista público y concierge: el encargado de conseguir espacios para las mejores fiestas de la Riviera Maya. En esta noche le ha tocado calentar el ambiente para que haga su entrada a todo vapor Jay Perlestein, a quien considera su maestro y uno de los mejores DJ de México.

El único de lentes detrás de la consola, que parece el tablero de una nave espacial para un viaje interior, cuenta que tiene 32 años, de los cuales, 12 los ha dedicado a la música. “Es prueba y experimentación”, confía mientras se contorsiona con la transición de Lagunes Jr.

Desde la CPU a las tornamesas

Perlestein recuerda que comenzó con una computadora y de ahí pasó a las tornamesas. Según Lagunes Jr. Es un referente del minimal tecno, deep house, progresive house y melodic tecno, algunas de las variables de los cientos de géneros y tipos de electrónica. Ha tocado en lugares exóticos como una casa en medio de la selva de Sac Be (Playa del Carmen) y en la gran fiesta de los Big 16 de Samna, Tulum, donde se realizan las fiestas más grandes de la zona. El que merodea siempre la cabina es Raúl Villalvazo Echevarría (R∀ᴜ́ʟ DJ), rapado y de lentes, originario de Tepic, Nayarit. En realidad él es el residente del espacio, es decir, es el encargado de la cabina toque o no toque, una tarea que comparte con otro DJ estable originario de Argentina: Mati Dumas, además encargado del booking: responsable del catálogo de músicos que invitan y tocan.

A Villalvazo le tocó abrir temprano pero hoy no es su noche. Debe estar atento que todo se desarrolle con normalidad. Tiene 40 años y empezó a los 22. Pasó por varias residencias como Niky Beach, en Los Cabos; Me Cancún, donde estuvo siete años y en Tulum, en el Boa Beach Club. “La buena música es lo mío: el afro house, progresive house, minimal y abarco muchos conceptos musicales”, aclara, ya con 13 años radicado en Cancún.

La perseverancia lo es todo

Raúl Villalvazo DJ, residente de La Brique.

“Es una ventaja en mi carrera que siempre he tenido una base. No he tenido que andar buscando dónde tocar. Y he tocado con muchos DJs internacionales”, compara. Tocó en el Blue Marlin Ibiza, uno de los clubes más afamados y mejor pagados en el ambiente. Para Perlestein la perseverancia lo es todo, sin prisa y sin pausa. “Todo es una disciplina para llegar a las metas. Mucha paciencia porque el ambiente está saturado”, aclara el DJ que está casado y no tiene hijos.

Además de DJ, Villalvazo ha hecho de su profesión un emprendimiento, con la renta de equipos y hasta una escuela de DJ. “Podemos armar algo para un festival o una fiesta privada chica”, compara mientras un mesero pasa por el medio e interrumpe brevemente la plática.

Un equipo para armar una cabina varía; los profesionales arrancan en los 4 mil dólares, según la marca.

La vida de un DJ se desarrolla de noche todos los fines de semana. Un sábado para Raúl es pasar de una residencia de 12.00 a 7.00, un descanso de horas para luego entrar a las 11 hasta las seis. No tiene hijos y está casado desde hace 10 años. ¿Cómo ve la profesión? “La idea –afirma- de mezclar y crear una atmósfera musical, es buscar las armonías y enlazar los conceptos musicales para armar una sesión”, define quien ha tocado en Brasil y varios destinos de México.

Emprendimiento y disco: «Mi inspiración son los sonidos orgánicos, celestiales»

Lagunes Jr es además concierge en Tulum. Se trata de una actividad muy desarrollada en la Riviera Maya. Su trabajo consiste en ubicar y recomendar a las y los interesados en fiestas de electrónica en los mejores lugares de la zona. Es como un asesor y publirrelacionista.

También trabaja con Ephimera, un canal de Youtube que graba a artistas nacionales e internacionales. “Lo que hago es la producción de artistas famosos”, dice el DJ que tocó en el conocido hotel Azulik.

Sobre su música define: “Me gusta la música alternativa, rock, y mi inspiración son los sonidos orgánicos, celestiales. Me gusta hacer sentir a la gente una emoción”, dice casi al final de la charla. Ahora lo que sigue para él es empezar a producir su propia música, con una gira nacional y mundial y, para eso, el paso siguiente es armar su primer disco. “La diferencia está en la constancia, en el amor a esto, porque es un proceso largo de muchos años, pero antes que nada está la música”.

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