Ayer, se realizó la segunda edición del evento gastronómico que reúne a parrilleros del Caribe, idea que inició en Puerto Morelos y aterrizó en Isla Mujeres.

 

 

Por Luciano Núñez

Nada como ver el atardecer de Isla Mujeres: ese horizonte incendiándose mientras el sabor de la carne, maridado con un tinto, todavía se siente en el paladar. Ayer se desarrolló en Isla Mujeres el segundo capítulo del Festival Parrillero del Caribe, cuya idea inició en Puerto Morelos y saltó luego a la isla para su segunda edición.

Música electrónica, entradas de carnes frías, café, vino mexicano, camarones a las brasas y un ambiente de humo que asaltaba por los cuatro frentes, con puestos ubicados en un círculo gastronómico que dejó buen sabor de boca.

Con poca presencia de empresarios isleños: sólo estuvo San Bartolomé, hubo cocineros de otros estados, como Juan Manuel Báez, de Jalisco, quien tiene casi 19 años detrás de la cocina. “Siempre le apostamos a algo nuevo y unos amigos que están organizando y encantados de estar aquí”, decía mientras ofrecía un corte al pasado por una salsa de maracuyá, muy innovadora y de excelente resultado.

La picaña: no falla

Alejandro Mata, de Anafre, de Playa del Carmen.

Había tantos frentes que no sabía por dónde atacar. Vi una mujer con una mini-hamburguesa con aspecto diferente, le pregunté y me señaló al “changarro” del Che Alejandro Mata, de Anafre, de Playa del Carmen. Se trataba de una propuesta de una picaña en un bollo de mantequilla, a la que agregué salsa macha, aunque estaba la opción de ponerle chiles habaneros confitados y una salsa de ajo negro. Impresionante. A juicio de quien escribe, la mejor propuesta de la tarde. El toque de cebolla verde y el gusto de la mantequilla todavía son un buen recuerdo.

“Está súper bien para promocionar la industria. Es bienvenido que nos conozcan en el estado”, decía el chef, muy amable y satisfecho con la fila que se formó en torno a su propuesta.

Turismo gastronómico

En el centro de ese círculo, estaba monitoreando todo Armando Alvarado, de la Canicac Puerto Morelos, que invitaba por redes sociales: “Vengan a comer y a divertirse”, mientras sonaba un dúo de música electrónica que le daba ese toque moderno y animado a una tarde que apenas comenzaba poco después de las dos. El sol castigaba con dureza, aunque el viento del mar venía a salvar el bochorno.

Chef Peza, presidente de Cocineros de Quintana Roo, calificó este segundo capítulo como un éxito para fomentar la cultura parrillera y que los empresarios que fomenten el turismo gastronómico.

El tomahawk y Cozumel

Me fui directo al tomahawk que ofrecía “Inicio”, otro restaurante de Puerto Morelos que se lleva una mención especial. Jugoso y con el corazón rojo, como se debe comer un buen corte. El chef Luis Sánchez, organizador del evento, detalló que hubo más de 20 marcas que ofrecieron pescados, mariscos, todo tipo de proteínas y vinos. “Esperamos hacer dos eventos al año, queremos hacer dos por año y el próximo queremos que sea en Cozumel”, me contó.

Fui directo al puesto de Puerto Santos y no me defraudaron los tentáculos asados del pulpo, que pasaban a su formato ceviche desde la parrilla. Hubo para algunos puestos un error de cálculo en el tiempo de cocción de algunas carnes, sobre todo los cerdos enteros, que apenas comenzaron su cocción a las tres de la tarde y seguramente estuvieron ya cuando la luna había aparecido en la isla y este escribidor se había ido.

Hubo propuestas de mucho nivel, de propuesta y otros que se quedaron a medio camino, con el sólo objetivo de participar. Sin dudas en cada edición el nivel irá mejorando, y se irán afinando detalles que todavía faltan: recomendar el tipo de ropa y el llevar repelente para pasar un día más agradable al aire libre.

El resumen: fue un día gastronómico inolvidable por su entorno, la energía de los participantes y algunas propuestas que dejaron, en el paladar, lo que el atardecer isleño en la vista. Éxitos para la edición del año que viene en Cozumel.

 

 

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