Por Gabriela Cruz

Una de las noticias más tristes e indignantes de esta semana, fue el violento asesinato del Magistrade Ociel Baena, digno representante de la personas trans, quien fue la primera persona no binaria mexicana, que ocupó una Magistratura Judicial en México y América Latina, como parte del Tribunal Electoral de Aguascalientes, donde logró que su título oficial fuera incluido con lenguaje no binario como “Magistrade”.

Su carrera destacó dentro del derecho, la política y el activismo en favor de la Comunidad LGBTQ+. Su disidencia de género fue reconocida por el propio Tribunal, con el cargo de Secretarie General de Acuerdos, a través de un documento oficial que le fue conferido el 17 de mayo de 2022, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia.

Apenas en mayo de este año, la Secretaría de Relaciones Exteriores emitió a Baena el primer pasaporte de los Estados Unidos Mexicanos, que reconocía el género no binario de una persona mexicana. Y logró que el INE pusiera una “X”, en el sexo de las personas NO binarias, entre otros derechos electorales que consiguió para elles.

Tras su violento asesinato y la versión de que fue asesinade por su pareja sentimental, quien posteriormente se quitó la vida, la indignación, la duda y la sospecha reina entre la comunidad LGTBQ+ y en gran parte de la sociedad. Es lógico, toda vez que las personas trans tienen poca esperanza de vida en gran parte del mundo, ya que suelen ser víctimas de crímenes de odio, por la transfobia, y el Magistrade había recibido múltiples amenazas de muerte. No obstante, decía que el “peor miedo es no hacer nada”.

Como hemos señalado muchas veces en este espacio, el lenguaje es un ente vivo, que se transforma y adapta a las necesidades de la sociedad. Una parte de la sociedad es la comunidad trans y no binaria, quienes han alzado la voz y exigido que sus derechos humanos sean respetados y que elles sean reconocides.

Ociel Baena fue un representante de la comunidad trans hasta su muerte; lamentablemente también representó la violencia y el odio del que son víctimas. Sin embargo, los derechos que consiguió para la comunidad LGTBQ+ deben prevalecer; el legado del Magistrade, “vivir en plenitud”, no debe morir.

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