Por Jaguar Negro
De chofer de Alexander Zetina Aguiluz, en épocas del SNTE, Javier Padilla Balam, construyó su carrera política, saltando de partido en partido y de grupos en grupos, pero siempre al cobijo de su “master”.
Cuando Zetina Aguiluz fue diputado de Nueva Alianza, Padilla Balam se quedó como regidor del Consejo municipal y, a la postre, pasó a ser diputado local, de 2016 a 2019, cuando con su traición al partido que lo llevó ahí, posibilitara que el PAN alcanzara, en la XV Legislatura, la Gran Comisión y otros espacios. A cambio: se quedó como parte de la Gran Comisión.
Los vínculos con Zetina Aguiluz no sólo son políticos, sino comerciales.
En Bacalar existen unos locales comerciales que violan el reglamento de los pueblos mágicos. Esta esquina perteneció a Javier Padilla Balam y la transacción se hizo en la Notaría Pública 54 de Chetumal.
No alcanzó candidatura por malas encuestas
Siempre al calor de los grupos en el poder, desde el año pasado Padilla Balam buscó la candidatura, pero las encuestas fueron lapidarias con él, gracias a la “estima” que cosechó en Bacalar.
Sin embargo, supo pegarse el ex diputado a la campaña de su amigo Chepe, José Alfredo Contreras Méndez, y ahora, logró hacerse nada menos, que de la Secretaría General del Ayuntamiento, esto, con el apoyo de su amigo de la Gran Comisión, ahora presidente de la Junta de Coordinación Política, Jucopo, Eduardo Martínez Arcila.
El ex aliancista ya tiene el camino empedrado: el director de obras es nada menos que su sobrino, Ángel Contreras Padilla; otra parte del municipio ha pasado prácticamente a manos del ejido, Aarón Merino, que tiene a la tesorería y turismo en la bolsa, con Paul Romero e Hiram Gómez Koyoc.
Así arranca el nuevo ciclo de Chepe, además, con obras en sus terrenos, como documentó este Jaguar Negro.